lunes, 20 de junio de 2011

Un grande y su ironía...

"El peso del tiempo" segùn Jorge L. Borges (Sìntesis)


La vejez... creo que todo està escrito en ese libro sobre la senectud de Ciceròn, pero yo  no lo recuerdo, asì que trataré de hablar de mi experiencia. La vejez, es una forma de soledad, y en mi caso agravada poe la ceguera. Cuando uno comete la imprudencia de cumplir, ay de mí, 84 años, se siente la gravitaciòn de la soledad.  Mis contemporàneos estàn en la Recoleta , o en la Chacarita.  Pero hay alguna gente joven que me perdona mi vejez y viene a verme.  Si no, paso buena parte de mi tiempo en esta casa, y estoy solo.  Tengo que poblar mi soledad, y entonces trato de no pensar en el pasado, de pensar en el porvenir, de poblar esta soledad con proyectos literarios.  Eso no ofrece mayor peligro, ya que, sin duda, moriré sin haberlos ejecutado, pero me ayudan a pàsar el tiempo. ¿Què otra cosa puedo hacer? Es decir, estoy solo.  Estoy continuamente pensando en versos, en verso libre, en verso clàsico, en sonetos, en prosa, en cuentos.  Tengo que escribir, ademàs, porque en un momento de locura prometí escribir cien pròlogos, de los cuales solo he escrito siete hasta ahora, de modo que  me veo obligado a la longevidad. 
 
...De modo que me he resignado a la vejez y a la ceguera del mismo modo que uno se resigna a la vida, que es lo màs grave y lo màs difìcil.  Una vez le dijeron a Bernard Shaw que obrar de tal  modo era imprudente, y èl contestò: "Bueno es imprudente haber nacido, es imprudente seguir viviendo, vivir es cometer imprudencias...¿por què no agregar una màs? 
 
...En cuanto a la vejez, no se la aconsejo a nadie, pero si llega mejor resignarse.  Cuando era joven, pensaba en el suicidio.  En cambio ahora el tiempo se encargarà de suicidarme en cualquier momento, no tengo por què tomarme ese trabajo...
 
...Ahora hay que tratar de sobrevivir.  El costo de la vida es terrible.  Vivo de dos pensiones... fuì profesor de Literatura inglesa y americana en la Universidad de Buenos Aires y dejè atràs el lìmite de la edad para jubilarme.  Fuì director de la Biblioteca Nacional.   Mis libros parece que son los que màs se venden, pero  no podrìa vivir de eso.  El 10 por ciento de derecho de autor se paga tarde, mal o nunca, asì que ningùn escritor podrìa vivir de la literatura.  De manera que con mis dos pensiones no podrìa viajar, viajo por invitaciòn de otros paìses.  Esta casa, por ejemplo llueve.  Es muy incòmodo estar en una ducha cuando uno està comiendo o estar en cama  y vivir esas gotas periòdicas. 
Escribì un poema sobre todo esto tambièn: "Me gustarìa saber/ quièn me mira del otro lado del espejo/ si es algùn horrendo anciano..."  pero dicen que no, que por suerte no soy tan horrendo.... (2 de agosto de 1984

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