lunes, 6 de junio de 2011

La genial NINÏ!!!!!!!!!!

"Pobre Pascual, flor de zapatero... Ay, yo me quedé hecha un yelo cuando me dijeron que había muerto. Le tenía tanto afeto. Pa’ mí era más que un zapatero. Pa’ mí era una madre... Ya ven, me vine al velorio como estaba, de espor. Disculpenmé, apenas pude traerme a los chicos para que vieran un velorio, que nunca habían visto. Y están ahí, fasinados con el muerto... Pobre don Pascual. ¿Y cómo fue? Redepente, de un ataque sincopado. Se acostó vivo y se dispertó muerto. Ay, qué triste morirse sin avisar. Morirse de incónito... Se le cortó la digestión después de comer. Por eso digo: es mejor hacer la disgestión antes de comer... Ay, pobre don Pascual, lo enterramos esta tarde... No, no pusieron el aviso fúnebre en el diario porque le dijeron que le cobraban trescientos mil pesos el centímetro, y como el finado medía un metro ochenta, calculen. (...) 

La que no vino al velorio es la Gladys, la que tuvo un desengaño con el novio. Sí, hace años tuvo un desengaño con el novio, pero el desengaño ya está grande, ya va al colegio... 

El domingo fuimos al cine. Como no conseguimos entradas, nos fuimos al cementerio, a visitar las tumbas, y pasamos una tarde en contato con la naturaleza. Una naturaleza muerta, claro... Había cada tumba... Estaba la tumba de Filemón García, el mago del mandoneón. Tenía encima un mandoneón pedestre, o sea de piedra, y esta espresión: ‘En este mundo tocaste el mandoneón cuando te sorprendió la negra parca. No te aflijás, querido Filemón, porque en el otro mundo tocarás el arpa’. ¿Se acuerdan de Filemón? Cómo tocaba ese istrumento, día y noche. En el barrio le decían gusano porque tenía podrida a toda la manzana. 

Cuando llegué al centro de espiritistas ‘Alma Centena’, que dirige el doctor Sensafiore, el salón de atos, o sea, el comedor, estaba escuro. Y alrededor del trípoli, o sea, la mesa de tres patas, los clientes de los espíritus se tocaban la punta de los dedos para producir la corriente manética que le dicen... El doctor Sensafiore dijo: ‘Si hay un espíritu presente, que dé un gorpe. Si no hay ninguno, que dea dos gorpes’. Entonces ¡prum! Apareció el espíritu de mi tía Carmela... Mi tía Carmela, hablando materialmente, se murió de un cayo malino; el cayo se le infestó, le vino la grangrena y hubo que cortarle las dos piernas. La infeción era en una sola, pero el dotor dijo: ‘Ya que estamo le corto la otra. Para emparejarla’. Un dotor muy prolijo. ¿Que cómo quedó mi tía Carmela? Así de bajita. Vino a quedar como la Venus del Mirlo, manca de las piernas. Porque a la Venus del Mirlo, o sea, la diosa de los muñones, unos dicen que le cortaron los brazos porque se le infetaron las vacunas, otros dicen que porque se metía los dedos en la nariz. A mi tía Carmela, después que se murió le hicieron la autosia para ver si se había muerto o eran mañas... 

¿Saben que yo quedé viuda en plena luna de miel? Habíamos ido a Bariloche. Un día, subiendo el Tronador, marido mío pierde el pie y se cae en el fondo de un precipicio. Al día siguiente encontramos tirada sólo la mitad del cuerpo, felizmente la mitad donde llevaba la cartera con toda su fortuna. Así que gracias a Dios, mi marido no perdió nada más que la vida. 

Las otras noches salí sola a caminar y tres hombres me secuestraron... pero en el primer farol encendido me largaron.

Mi último marido se me murió de una nada, un resfrío. Lo atendieron cinco médicos. Y no se pudo defender. 

Así escribía, así pintaba, así desvestía, Niní.



GRACIAS SARA!!!!!!!!!!!

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