miércoles, 6 de julio de 2011

Algo más de lo que ya conocen...


CURARSE DE RISA  
EL TRAYECTO DE UNA CARCAJADA

'Después de que uno se ríe, entra en un estado de relajación', explica el doctor John Morreall, presidente de los seminarios HUMORWORKS, en Florida.'La presión arterial y los latidos del corazón descienden, así que nos sentimos profundamente relajados'.
Los terapeutas de la risa lo saben bien: la risa comienza por una brusca toma de conciencia. Ante un acontecimiento incongruente, ridículo, divertido o absurdo, súbitamente aparece la carcajada que atraviesa los neurotransmisores, recorre las neuronas en busca de una estructura de referencia donde situar la escena y, no consiguiéndolo más que imperfectamente o en absoluto, se precipita hacia el hipotálamo y desencadena una verdadera jauría de ondas y moléculas que chocan de frente contra las células nerviosas del diafragma, desencadenando movimientos convulsivos como el bostezo y la tos.
En el mismo momento, en el cerebro se liberan las endorfinas que nos brindan una sensación de bienestar que relaja toda la esfera linfática.
El cuerpo emocional, desembarazado momentáneamente de sus tensiones,se libera y deja estallar su alegría de vivir. Respira. Al igual que nuestros pulmones, a pesar de la dificultad que tienen para efectuar su trabajo debido a las convulsiones que nos recorren el abdomen. Al cabo de un rato, de tanto soportar los saltos regenerativos del júbilo del cuerpo emocional, el cuerpo físico se expresa de nuevo. Corren las lágrimas, los maxilares se aflojan, los radicales libres, que están preparados, como siempre, para echar a perder nuestras células, se refugian en sus casamatas. En la última parte del recorrido de la carcajada, el cuerpo mental reemerge y volvemos a tomar conciencia de nuestra condición, que habíamos olvidado por unos segundos, en esa carcajada.
El célebre escritor Norman Cousins hablaba de la risa como 'el joggin interno', una especie de aerobismo interior que hace que el cuerpo segregue sus jugos positivos. 

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